Gazeta de Antropología, 2024, 40 (2), artículo 04 · https://hdl.handle.net/10481/94486 Versión HTML
Recibido 31 marzo 2024    |    Aceptado 12 mayo 2024    |    Publicado 2024-07
Actores externos, turismo y crisis rural. Reflexiones desde la Sierra de Huelva (Andalucía).
External actors, tourism and rural crisis. Reflections from the Sierra de Huelva (Andalusia).




RESUMEN
El mundo rural contemporáneo es hoy un entorno cosmopolita donde conviven autóctonos y nuevos residentes con múltiples perfiles y motivaciones, pero la realidad de estos entornos rurales se extiende más allá, recibiendo la influencia de personas (actores externos) que, sin vivir en el contexto rural, participan en sus actividades económicas pudiendo influir en su funcionamiento. Estos procesos cuestionan el mundo rural como una realidad protagonizada por los residentes locales, lo que no debe quedar al margen del análisis del turismo de base local (TBL) y la crisis rural. Esta investigación explora, a través de dos casos de estudio situados en la sierra de Huelva, la influencia de los actores externos sobre la configuración del TBL. A partir de aquí podemos reflexionar acerca de cómo estos actores impactan sobre la configuración del modelo de turismo y cómo esto repercute en la crisis rural.

ABSTRACT
The contemporary rural world is now a cosmopolitan environment where natives and new residents with diverse profiles and motivations coexist. However, the reality of these rural environments extends further, receiving influence from individuals (external actors) who, although not living in the rural context, participate in its economic activities and may influence its functioning. These processes challenge the rural world as a reality led by local residents, which should not be overlooked in the analysis of Community-based tourism (CBT) and rural crisis. This study explores, through two case studies located in the Sierra de Huelva, the influence of external actors on the configuration of CBT. From here, we can reflect on how these actors impact the configuration of the tourism model and how this affects the rural crisis.

PALABRAS CLAVE
turismo de base local | actores externos | crisis rural
KEYWORDS
community-based tourism | external actors | rural crisis


1. Introducción

El mundo rural contemporáneo enfrenta diversas crisis que comparten tendencias comunes, como la despoblación, el declive económico y medioambiental, la pérdida de actividades tradicionales, así como la erosión de la identidad cultural y los ciclos sociosimbólicos (Cáceres-Feria y otros 2021, Gómez y Holl 2023, Pinilla y Sáez 2017). Estas problemáticas, se manifiestan en diferente grado debido a las particularidades estructurales e históricas de cada contexto, pero afectan de manera transversal al mundo rural poniendo en riesgo la continuidad de sus formas de vida tradicionales y comprometiendo la continuidad de sus socioecosistemas (Gómez y Holl 2023, MacDonald y otros 2000, De Ory 2003). En España, la crisis comenzó en la segunda mitad del siglo XX debido a las políticas de reestructuración agraria y el auge de la industrialización, pero ha pasado por diversos períodos, estabilizándose en los años 80-90 como consecuencia de los planes de diversificación rural y agravándose nuevamente tras la crisis de 2008 (Camarero y Escribano 2024, Rodríguez-Rodríguez y Larrubia 2022).

En este contexto de crisis, el turismo de base local (TBL) se presenta como una herramienta fundamental para revitalizar tanto social como económicamente las poblaciones rurales. Esta modalidad de turismo se define por la participación local en la planificación, el control y los beneficios del sector turístico (Cáceres-Feria y otros 2021, Reggers y otros 2016, Dolezal y Novelli 2022, Ruiz-Ballesteros 2023, Phelan 2020, Zielinski y otros 2020). En el TBL tiene lugar una gestión económica basada en la pequeña empresa familiar, la diversificación de actividades económicas y la reproducción doméstica antes que la acumulación de capital (Ruiz-Ballesteros 2023). En la práctica, adopta un enfoque distintivo en la organización de la actividad turística, diferenciándose notoriamente del turismo convencional, caracterizado por la inversión externa privada, la maximización de beneficios, la externalización de decisiones y el desarrollo de destinos orientados al turismo de masas (Zielinski y otros 2020).

Su fortaleza radica en que es una actividad complementaria que puede fomentar la diversificación económica y social de las áreas rurales, pudiendo tener efectos positivos multidimensionales sobre las dimensiones socioeconómicas, socioambientales y socioidentitarias de las crisis rurales (Cáceres-Feria y otros 2021, Phelan y otros 2020, Ruiz-Ballesteros 2023, Zielinski y otros 2020). Se destaca que, durante la gestión e implementación local del producto turístico, los actores rurales pueden compartir conocimientos, fomentar la comunidad, impulsar la valoración y conservación socioambiental, y emplear nuevas estrategias que mejoran la economía rural (Reggers y otros 2016, Nguyen 2022, Lee y otros 2023, Cáceres-Feria y otros 2021, Sakata y Prideaux 2013, Holladay y Powell 2013, Dolezal y Novelli 2022). No obstante, la presencia y efectos del TBL se manifiestan de manera diferente en cada contexto rural, principalmente según el nivel de participación local en la gestión y el control de la actividad turística, y dependiendo del grado de distribución equitativa de sus beneficios (Holladay y Powell 2013, Nugroho y Numata 2022). Esto varía según las estructuras de poder locales, la consistencia de los procesos colaborativos y el carácter de las redes de actores turísticos que conforman cada comunidad rural (Dolezal y Novelli 2022, Tolkach y King 2015). 

Diversas investigaciones han señalado que el turismo de base local en el ámbito rural puede generar beneficios limitados para los hogares de los residentes locales cuando está centralizado en pocas manos y la participación comunitaria es reducida (Sanchs y otros 2019, Holladay y Powell 2013, Dolezal y Novelli 2022, Gascón 2013). En consecuencia, la naturaleza misma del TBL se ve comprometida si no se cuenta con la participación activa de la población local en el control y gestión de las dinámicas turísticas. Por ello, para obtener una comprensión exhaustiva tanto de la estructura del turismo como de sus impactos, es esencial analizar minuciosamente tanto el grado de participación comunitaria como el tipo de comunidad en la que se fundamenta dicha actividad turística (Ruiz-Ballesteros 2023, Baum 2018, Dolezal y Novelli 2022). 

En sociedades del norte global como la nuestra las poblaciones rurales sobre las que se sustenta el TBL adoptan un matiz cosmopolita: diversos actores con distintas motivaciones y procedencias comparten espacio y recursos con los autóctonos (Zielinski y otros 2020, Bertuglia y otros 2013). En términos de diversidad interna, los residentes autóctonos interactúan con una gran variedad de perfiles de nuevos residentes. Por un lado, están los neorrurales, quienes desafían el modelo de vida urbano y están comprometidos políticamente con la sostenibilidad (Halfacree 2022, Bertuglia 2013). Por otro lado, se encuentran los amenity migrants, donde se incluyen jubilados y nuevos residentes temporales en busca de un estilo de vida rural idealizado (Zielinski y otros 2020, Moss 2006). Además, se distinguen los inmigrantes involuntarios por motivos laborales, como los trabajadores del sector público (administración, educación y servicios médicos), quienes a menudo comparten nacionalidad con los residentes autóctonos. Y, por último, los inmigrantes económicos provenientes de otros países, generalmente vinculados a trabajos como la agricultura, los cuidados y la hostelería (Sun y otros 2020, Simões y otros 2021, Camarero y Escribano 2024).

Nos obstante, las zonas rurales están interconectadas a nivel global, lo que posibilita la participación de instituciones públicas y actores externos que, aunque no sean residentes locales ni tengan sedes en estos pueblos, ejercen una influencia muy significativa sobre las dinámicas socioeconómicas rurales (Qu y Zollet 2023). En este artículo, definimos como actores externos a aquellas personas que, de manera privada, y sin residir en el entorno rural, participan e invierten en las actividades económicas de estos contextos como estrategia para obtener beneficios.

Principalmente, las ciencias sociales han estudiado en profundidad tanto el potencial como la amenaza que representan los nuevos residentes sobre el turismo rural, abordando sus impactos sobre la cohesión comunitaria y sobre la gestión equitativa de los beneficios y la gestión del turismo. Por un lado, señalando que desempeñan un papel crucial para incentivar el desarrollo turístico, aportando innovación, creatividad, capital económico y nuevas redes sociales (Qu y Zollet 2023, Chen y otros 2022, Zhou 2017, Dinis y otros 2019). Por otro, resaltando sus impactos negativos, ligados habitualmente a los conflictos ideológicos y al desarrollo de una competencia por los recursos que desplaza a los autóctonos hacia una posición secundaria (Dinis y otros 2019, Dolezal y Noveli 2022, Zielinski y otros 2020). Este enfoque ha facilitado la identificación de posibles soluciones a los desafíos que enfrentan los nuevos residentes (Qu y Zollet 2023, Hess 2004, Dinis 2019). Sin embargo, a pesar de la atención prestada a estos grupos de nuevos residentes, el análisis de los actores externos, aquellos que no residen en el territorio, ha sido escasamente estudiado. 

En entornos urbanos, la influencia de agentes externos ha implantado un modelo turístico contrario a los principios del TBL, generando impactos negativos sobre los residentes locales. Este enfoque, liderado principalmente por agencias inmobiliarias y entidades financieras, ha provocado especulación inmobiliaria, aumento de precios y desplazamiento de los residentes tradicionales de sus áreas originales (Sequera 2020). Además, este modelo turístico, controlado por dichos agentes externos, conlleva inversiones elevadas que excluyen a la población local de la gestión y control turístico, relegándola a empleos precarios en el turismo en particular y en el sector servicios en general (Cañada 2018, Bianchi y Milano 2024). En consecuencia, muchos centros urbanos acaban priorizando la atracción de visitantes y las ganancias de promotores turísticos externos, descuidando las necesidades de la población local (Hernández-Ramírez 2018). 

Observamos que el crecimiento del turismo rural y el aumento de sus beneficios económicos está generando el interés de actores externos en el mundo rural, quienes comienzan a adquirir propiedades en pueblos donde no viven ni habitan. Estos actores externos, que pueden comprometer notablemente el sentido del TBL al externalizar fuera de la comunidad la gestión y el control turístico, han recibido una atención limitada hasta la fecha. De manera excepcional, autores como Eimermann (2015), Qu y Zollet (2023), Ellingsen y Hidle (2013) o  Halfacree (2012), han abordado la presencia de actores externos asociándolos a  propietarios de segundas residencias, señalando que pueden generar, entre otros efectos, procesos de gentrificación y encarecimiento de la vivienda. Por otra parte, otros estudios han abordado la influencia de los actores turísticos externos sobre el incremento de la marginación de la población local (Minca 2000) y sobre la pérdida de hospitalidad de los espacios rurales (Christou y Sharpley 2019). Sin embargo, existe una falta de conocimiento específico sobre el papel y el efecto de los actores externos en la configuración del modelo de TBL en el ámbito rural. 

Pensamos que estos actores externos, aunque no habiten en el entorno rural, pueden ejercer una influencia significativa en sus actividades económicas y sobre la crisis rural. Por esto, resulta estratégico estudiar de manera concreta sus impactos en el desarrollo y configuración de una actividad clave como el TBL, que ha demostrado tener un efecto positivo sobre las dimensiones socioeconómicas y socioambientales de la crisis rural. En este sentido, el objetivo de este artículo es analizar el grado de presencia y los potenciales efectos que la participación de los actores externos en el turismo puede tener sobre la configuración del modelo de TBL en particular, y desde ahí, sobre la crisis rural en general. 

Los resultados de este estudio nos proporcionarán una comprensión más profunda y específica sobre el grado de influencia de los actores externos en las dinámicas del turismo rural, y de manera más amplia, crearán un marco de análisis sobre el que reflexionar en torno a la influencia general de los actores externos en el mundo rural y sus problemáticas asociadas.  

Para el desarrollo de esta investigación, se han estudiado con una perspectiva etnográfica dos localidades de la sierra de Aracena(Andalucía, España). Ambos casos tienen recursos similares disponibles (naturales y sociales). Sin embargo, mientras que en uno el turismo está plenamente desarrollado, en otro esta actividad se sitúa en una fase embrionaria. Esto nos ofrece la oportunidad de contrastar y comparar directamente el grado de desarrollo y la incidencia de los actores externos sobre la actividad turística en dos localidades similares, pero con diferentes niveles de desarrollo turístico.

 

2. Casos de estudio y metodología

2.1. Casos de estudio

Los casos de estudio seleccionados se encuentran entre los 28 municipios que forman el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, ubicado en Huelva, Andalucía. Los Marines cuenta con una población de 410 habitantes y presenta una extensión de 9,87 km², mientras que Fuenteheridos alberga una población de 778 habitantes y abarca 10,92 km². Estas poblaciones se ubican próximas a Aracena, que actúa como cabecera comarcal, y a corta distancia de las capitales de provincia de Sevilla (a 102 km) y Huelva (a 110 km). Esto permite un flujo constante de turistas y residentes entre la sierra de Aracena, sus municipios y las grandes ciudades, haciendo que tanto Los Marines como Fuenteheridos se den lugar dinámicas socioeconómicas urbano-rurales. 

Históricamente, las principales actividades económicas de estos pueblos se han centrado en la agricultura familiar y la ganadería, con un protagonismo especial de la cría de cerdos ibéricos, así como de las explotaciones forestales dedicadas al cultivo de castañas y la extracción de corcho y madera. Estas prácticas se complementaban con otros cultivos secundarios que respaldaban una economía de subsistencia basada en pequeños huertos y árboles frutales regados por manantiales locales. En el caso específico de Fuenteheridos, también se empleaban molinos impulsados por arroyos para la producción de harina destinada a la venta en el mercado exterior. No obstante, y a pesar de estas actividades, ambas localidades dependían en gran medida de la importación para cubrir muchas de sus necesidades básicas (Felicidades-García 1995).

En la segunda mitad del siglo XX, las áreas rurales de España, incluida la sierra de Aracena, experimentaron transformaciones severas impulsadas por la modernización agraria y el fin de la autarquía. Las explotaciones agroganaderas tradicionales, basadas en minifundios y trabajo manual, no se adaptaron a la modernización productiva, desapareciendo muchas de ellas y afectando negativamente a las posibilidades laborales y económicas de la comarca. Paralelamente, se produjo el auge de la industrialización urbana, lo que también generó emigración hacia las ciudades. Todo esto impactó en Fuenteheridos y Los Marines, que perdieron respectivamente el 41,25% y el 43,15% de su población entre 1960-1990, (INE). A partir de los años 80, se implementaron diversas políticas públicas a nivel nacional y europeo: subsidios para la agricultura y ganadería tradicionales, empleos públicos y desarrollo del turismo a través de la puesta en valor de los productos locales yla patrimonialización ambiental y cultural.Estas acciones amortiguaron la pérdida de población a partir de los años 90.

Hoy en día, la agricultura y ganadería han perdido relevancia en gran parte de la sierra de Aracena, siendo el turismo el motor económico predominante. En cambio, la presencia de la actividad turística se concentra más en unas zonas que en otras. Fuenteheridos destaca por su desarrollo turístico, con 56 camas por cada 100 habitantes, superando a localidades similares como Galaroza (20,9 camas/100 habitantes) o Linares de la Sierra (19,8 camas/100 habitantes). Este pueblo se ha convertido en un destino turístico destacado en el parque natural, convirtiendo esta actividad en su principal motor económico y creando oportunidades laborales en sectores como la hostelería, la restauración y el comercio. En contraste, Los Marines muestra un escaso desarrollo turístico (5,1 camas por cada 100 habitantes), lo que lo sitúa en una posición secundaria en relación con sus localidades vecinas. Esta situación se traduce en una oferta laboral limitada en el sector servicios dentro del pueblo.

En ambas localidades, los ingresos complementarios al turismo provienen principalmente del empleo público (educación, administración, Plan de Fomento del Empleo Agrario) y de una agricultura debilitada y temporal. Asimismo, algunos residentes se emplean en otras zonas de la sierra de Aracena y en las ciudades cercanas, desempeñando labores en sectores como la construcción, la agricultura y los servicios públicos (sanidad, educación, administración, etc.). 

Sin embargo, ambas poblaciones carecen de una estructura socioeconómica sólida, lo que manifiesta la persistencia de la crisis rural, aunque con variaciones. Mientras enfrentan desafíos comunes como el declive de actividades tradicionales, falta de transporte público y dependencia económica institucional, en Fuenteheridos, el fuerte desarrollo turístico de los últimos años se ha traducido en menos temporalidad laboral y una mejor oferta de ocio y servicios. Por el contrario, la crisis en Los Marines se manifiesta de manera más pronunciada, evidenciando una mayor dependencia económica del sector público y limitadas opciones de empleo y entretenimiento en el pueblo. Esto ha llevado a muchos residentes a buscar oportunidades laborales fuera del pueblo, frecuentemente en Fuenteheridos o Aracena, e incluso en capitales cercanas.

No obstante, pese a los beneficios que de partida se atribuyen en relación con la oferta turística de Fuenteheridos, también encontramos problemáticas emergentes que podrían estar ligadas al desarrollo de esta actividad. Entre las problemáticas identificadas, se destaca el incremento del precio de la vivienda, lo cual conlleva a la pérdida de control local sobre la propiedad inmobiliaria. Además, se evidencia el deterioro socioambiental del territorio y sus recursos, reflejado en la sobreexplotación del agua, la contaminación de bosques y la disminución del rendimiento de ciertos cultivos locales.

Por otro lado, a pesar de las particularidades mencionadas, ambas poblaciones sobresalen por sus datos demográficos positivos. Entre 1989 y 2022, Los Marines y Fuenteheridos experimentaron un crecimiento poblacional del 12,3% y 19,51%, respectivamente, a diferencia de la pérdida general del 12,5% en la sierra de Aracena en el mismo periodo (INE). Este aumento se atribuye en gran medida a la llegada de nuevos residentes. En Los Marines, el 26,6% de la población proviene de fuera de la provincia de Huelva, mientras que en Fuenteheridos alcanza el 54,72%. Estos números señalan a estas localidades como espacios cosmopolitas, resaltando el caso de Fuenteheridos en comparación con Los Marines, ya que recibe más inmigrantes y presenta una evolución demográfica más favorable. No obstante, todos estos datos oficiales fueron contrastadosdurante el trabajo de campo, revelándose dinámicas poblacionales más complejas, con una parte significativa de la población que no reside permanentemente en el territorio y que experimenta una constante movilidad entre lo rural y lo urbano. Además, identificamos cómo ambas localidades están influenciadas por dinámicas socioeconómicas estratégicas impulsadas por actores externos que no residen en el territorio, lo que es especialmente significativo para este estudio. 

Inicialmente, la presencia de estos actores externos es más destacada en Fuenteheridos que en Los Marines, detalle que se abordará más adelante. Y su participación parece desempeñar un papel fundamental en la configuración de la actividad turística de ambos municipios, aspecto esencial para analizar la profundidad de sus impactos en la conformación del TBL en ambas localidades.

2.2. Metodología

Esta investigación adopta un enfoque etnográfico (Olivier de Sardan 2004) y se alinea con el modelo de caso de estudio exploratorio propuesto por Poteete y otros (2010). La elección de los casos obedece a la presencia actores externos en las localidades seleccionadas, el desarrollo de actividad turística en ambas poblaciones y la constatación de la existencia de elemento propios de la crisis rural tanto en Los Marines como en Fuenteheridos. Al mismo tiempo, estas poblaciones presentan notables diferencias entre ellas que las hacen especialmente idóneas para un análisis comparativo sobre la influencia de los actores externos en la configuración del modelo turístico y sus impactos en la crisis rural. Estas particularidades incluyen niveles variables de desarrollo turístico, una presencia dispar de actores externos en términos absolutos y un impacto diferencial de la crisis rural en cada localidad.

La investigación etnográfica se ha llevado a cabo de forma intensiva durante quince meses (2022 y 2023). La presencia en el campo de forma continuada, conviviendo y estableciendo vínculos sociales con los habitantes de la zona, ha proporcionado la información necesaria para cubrir los objetivos de esta investigación. La elección de una metodología inmersiva, que implica una interacción cercana y diaria con los informantes, ha fortalecido la confianza necesaria para asegurar la profundidad y especificidad requeridas en el proceso etnográfico. Esta aproximación nos ha permitido superar la simple descripción, brindando una comprensión compleja de la dinámica social y las implicaciones de los actores externos en el contexto estudiado. 

Las técnicas etnográficas utilizadas comprenden la observación participante, la realización de entrevistas (muchas de las cuales se llevaron a cabo online debido a la distancia física que separa a los actores externos del territorio estudiado) y la cuantificación de aspectos esenciales: viviendas turísticas, negocios locales, población residente, afluencia turística y perfil de emprendedores de cada negocio turístico. Este enfoque se ha complementado con el examen de la literatura existente y la consulta de fuentes de información secundaria.

Como hemos señalado, el objetivo estratégico de la investigación, en un plano empírico, consiste en determinar la influencia de los actores externos en la configuración del modelo turístico de Fuenteheridos y Los Marines. A un nivel más analítico, se busca esclarecer el papel de estos actores externos sobre la configuración del TBL y sus contribuciones frente la crisis rural. Para lograrlo, ha sido clave examinar sus actividades y prácticas en relación con las dimensiones socioeconómicas, socioambientales y socioidentitarias que abarcan tanto el TBL como la crisis rural. Estas dimensiones guiaron tanto la aplicación de nuestras técnicas etnográficas (entrevistas, observación y cuantificación) como la categorización y análisis de los datos recopilados.

Con el propósito de responder a nuestro objetivo, se llevaron a cabo 48 entrevistas en Fuenteheridos y 37 en Los Marines, abarcando a diversos actores implicados en la dinámica turística local, como actores externos, residentes autóctonos y nuevos residentes, así como otros actores clave en el funcionamiento de la sociedad local. La muestra de entrevistados se construyó asegurando una representación equilibrada de los diferentes grupos de edad (jóvenes, adultos y mayores) y de género (hombres/mujeres). La conformación de la muestra siguió el método de muestreo intencional (Goetz y Le Compte 1988), donde se establecieron previamente los perfiles de interés principales en relación con los intereses de la investigación. El acceso a los entrevistados se llevó a cabo mediante la técnica de bola de nieve, facilitando la construcción de redes informales para obtener la diversidad deseada en la muestra. Además, se recurrió a instituciones locales (ayuntamiento, colegio, asociaciones, etc.) para localizar y contactar a perfiles específicos en relación con su importancia en la localidad.

A lo largo del proceso etnográfico, procedimos a analizar de manera parcial la información y la organizamos en una base común conforme al marco teórico-metodológico que estábamos utilizando. En la fase de desarrollo analítico, se integraron aspectos de la teoría fundamentada (Charmaz 2003) y del análisis de contenido (Krippendorff 2018). 

Esta investigación recibió la aprobación del Comité de Ética de la Universidad Pablo de Olavide (expediente 22/8-2), garantizando el consentimiento informado para la participación, la confidencialidad y la gestión y el almacenamiento seguro de los datos obtenidos.

 

3. Resultados

3.1. El turismo en Fuenteheridos y Los Marines

El cuadro presentado a continuación cuantifica los diversos emprendimientos turísticos en Fuenteheridos y Los Marines (alquiler turístico, la restauración y otras actividades) e identifica a los principales actores involucrados en la gestión de cada uno de estos negocios (autóctonos, nuevos residentes y actores externos). En primer lugar, estos datos evidencian diferentes niveles de desarrollo turístico, siendo muy alto en Fuenteheridos y muy bajo en Los Marines.  Por otro lado, aunque los niveles de desarrollo sean diferentes, en ambos casos se refleja cómo en el turismo participan actores no autóctonos e incluso no residentes.

Emprendimientos turísticos de Fuenteheridos y Los Marines.
Elaboración propia a partir del recuento etnográfico.

Resalta la notable oferta turística en Fuenteheridos, respaldada por cifras concretas: 436 camas turísticas, 14 establecimientos de restauración y tiendas de alimentación, y 12 iniciativas turísticas y otras actividades (guías turísticas, turismo activo, mercados etc.) en un pueblo con apenas 778 habitantes. Estos datos subrayan la significativa influencia del turismo en la economía, siendo la actividad principal en el pueblo, según indican también los propios residentes. Además, se ha observado cómo esta actividad contribuye al desarrollo de otros sectores vinculados, como la agricultura, la ganadería, el ocio y los servicios (limpieza, mantenimiento, etc.). De este modo, como también indican los propios habitantes, sabemos que el turismo impacta de manera integral en Fuenteheridos, estimulando tanto la economía como la reactivación socio-ecológica y la sociabilidad en el pueblo. 

“Aquí casi todo el mundo come del turismo de una manera o de otra, el que no tiene casa [para el alquiler turístico] trabaja en bares, el que no tiene una tienda o participa en el mercado… yo tengo un bar, y con lo de los fines de semana me da para mi mujer y para mí” (Hombre, autóctono, Fuenteheridos, 56 años). 

“La vida que tiene Fuenteheridos es gracias al turismo, esta plaza [la plaza principal del pueblo] está siempre ambientada y eso es por los bares y la gente que viene de fuera” (Mujer, nueva residente, Fuenteheridos, 35 años).   

En Los Marines el desarrollo turístico es notablemente más reducido, contando con 66 camas, 3 establecimientos de restauración y una feria anual sobre el vino que se posiciona como única actividad complementaria. El impacto del turismo en esta localidad es muy limitado, con escasa generación de empleo directo en el pueblo y con pocas actividades turísticas vinculadas a la naturaleza que favorezcan su revitalización socioecológica. Sin embargo, parte de la población local encuentra oportunidades laborales vinculadas al turismo en poblaciones cercanas como el propio Fuenteheridos o Aracena, hacia donde se desplazan diariamente para trabajar principalmente en el sector servicios (mantenimiento y limpieza de apartamentos turísticos, restauración, etc.). En este sentido, podemos decir que el turismo de otros pueblos como Fuenteheridos tiene un impacto positivo sobre la economía de muchas familias de Los Marines, como así reconocen sus propios habitantes:

“Del turismo en el pueblo no vive mucha gente, pero sí que es verdad que muchos trabajamos en otros pueblos… y los chavales jóvenes trabajan de camareros y eso en Fuenteheridos, Aracena…” (Hombre, autóctono, Los Marines, 45 años).  

No obstante, tanto en Fuenteheridos como en Los Marines el turismo presenta una marcada temporalidad, con una concentración particular en otoño. Esto implica que, para muchas familias, esta actividad no constituya una fuente de ingresos única, sino más bien complementaria a otras actividades económicas (agricultura, ganadería, servicios, empleo público asistencial, subsidios, pensiones, etc.).

Por otra parte, es importante destacar que ambos modelos tienen como principal reclamo turístico ofrecer un espacio de descanso y tranquilidad en pleno parque natural, lo que explica que el alquiler de viviendas se convierta en la principal fuente de negocio en los dos casos. Le siguen los servicios de restauración, que se basan fundamentalmente en productos de la zona (cerdo ibérico, setas y castañas son los productos más icónicos) y, en tercer lugar, las actividades complementarias (senderismo, escalada, mercados etc.). Sin embargo, se observa una carencia prácticamente total de oferta complementaria al alquiler de viviendas en Los Marines. Esto hace que los turistas que se alojan en este pueblo tiendan a frecuentar Fuenteheridos tanto para el consumo en bares como para participar otras actividades recreativas. 

“El sendero que conecta a Los Marines con Fuenteheridos está lleno siempre, y se puede hacer desde Fuenteheridos a Los Marines y al revés… pues todo el mundo lo empieza aquí [en Los Marines] y lo acaba en Fuenteheridos para comer allí y quedarse en el pueblo” (Mujer, autóctona, Los Marines, 56 años). 

Como podemos ver a través de las palabras de esta informante, el uso que los turistas hacen de este sendero subraya nuevamente cómo Los Marines, a pesar de adoptar el mismo modelo de negocio turístico, está menos desarrollado o subsidiario en comparación con Fuenteheridos, que se convierte en el centro de todas las visitas. 

En cambio, pese a esta diferencia, observamos una serie de coincidencias clave entre ambos casos cuando analizamos qué grupos de actores son los encargados de gestionar la actividad turística. Podemos decir que la población local (autóctonos y nuevos residentes) tienen protagonismo en la gestión del turismo en los dos pueblos: los autóctonos gestionan la totalidad de la restauración y tiendas de alimentación en los Marines (100%) y casi la totalidad en Fuenteheridos (87,7%), además, vemos que los nuevos residentes tienen un protagonismo destacado en las actividades turísticas complementarias en Fuenteheridos (91,6%). De igual forma, ambos grupos gestionan un porcentaje considerable de las viviendas de alquiler en estas dos poblaciones, 57,7% en Fuenteheridos y 46,9% en Los Marines. Esto demuestra la base local sobre la que se sustenta el turismo, que se convierte en una fuente de ingresos complementaria clave en la economía de muchas familias de ambos pueblos.

No obstante, en ambos casos se observa un protagonismo cada vez mayor de los actores externos sobre una actividad clave del sector turístico, lo que podría amenazar la naturaleza local del turismo y comprometer sus beneficios sobre estas localidades. Observamos que el grupo compuesto por actores externos desempeña un papel destacado en la gestión de la principal fuente de ingresos turísticos: el alquiler de viviendas. Controlan el 42,2% del alquiler en Fuenteheridos y el 53% en Los Marines, emergiendo como actores fundamentales en este sector en ambas localidades. Además, como hemos podido determinar a partir del trabajo de campo, la mayoría de los emprendimientos pertenecientes a estos actores externos se han abierto desde 2019, que es cuando la actividad turística se ha intensificado más en la zona. En consecuencia, la presencia emergente de estos actores externos en el turismo local hace necesario determinar su perfil y analizar el efecto de su presencia en la configuración del turismo local.

3.2. Los actores externos en el turismo de Fuenteheridos y Los Marines

Estos actores externos tienen una edad comprendida entre los 35-65 años, no viven en el pueblo ni pernoctan con frecuencia el territorio y en su mayoría tiene su vivienda habitual en núcleos residenciales próximos: Sevilla, Huelva y en algunas poblaciones de la propia sierra de Aracena. Aunque, excepcionalmente, también se localizan actores externos pertenecientes a otras partes de España más alejadas (Barcelona, Alicante, etc.). Tienen formación académica, conocimiento de idiomas, buena posición laboral en sus lugares de residencia y cuentan con capital de inversión y conocimientos sobre el funcionamiento del sector turístico (marketing, gestión de plataformas online, etc.). 

Un aspecto esencial de estos actores externos es que desarrollan escasos vínculos sociales en el pueblo, ya que su participación se basa exclusivamente en gestionar viviendas turísticas a distancia. Estos actores externos coordinan la promoción, reserva y cobro de servicios turísticos mediante plataformas online como EscapadaRural.com, Booking o Airbnb. Y, además, delegan los servicios de mantenimiento, recepción de huéspedes y limpieza a residentes locales o a empresas de servicios que emergen de la zona. En consecuencia, se convierten en gestores remotos que delegan servicios que remuneran por horas, en contraste con los propietarios locales de emprendimientos turísticos, que sí residen en estos pueblos y gestionan sus negocios de manera presencial y directa. 

“Ni mi marido ni yo tenemos tiempo de ir a limpiar, además estamos muy lejos. Nos encargamos de la gestión… de la limpieza, las llaves y eso se encarga una chica de Aracena. Hay mucha gente de fuera que lo hace así” (Mujer, no residente, propietaria en Fuenteheridos, 47 años). 

Son actores externos sin arraigo en el territorio y que no expresan especial interés en residir o habitar en las localidades de la comarca. Algunos visitan el pueblo muy ocasionalmente y solo cuando la casa no está alquilada, destacando la función principalmente económica con la que adquirieron la vivienda. Además, muchos de estos actores externos indican que eligieron establecer negocios en estos pueblos tras explorar áreas rurales con potencial para invertir en turismo, resaltando nuevamente su interés principalmente económico en la zona. 

“Nos iba bien económicamente […] teníamos un dinero ahorrado y el turismo rural nos parecía una buena opción para invertir, también porque es más barato… entonces empezamos a buscar y encontramos una casa a buen precio en Los Marines, pero no conocíamos la zona de antes” (Mujer, no residente, propietaria en Los Marines, 52 años). 

“La zona nos gusta, pero vamos poco. Normalmente vamos cuando no hay reservas para asegurarnos de que todo está bien” (Hombre, no residente, propietario en Fuenteheridos, 56 años). 

Esta presencia limitada de los actores externos en los pueblos estudiados y el escaso interés por habitar la zona o acudir más periódicamente, explica por qué no participan en la gestión de negocios relacionados con la restauración y actividades recreativas (ver tabla 1). Como ellos mismos argumentan, son negocios que requieren una mayor presencia para asegurar su correcto funcionamiento: 

“Manejar un bar o un negocio de turismo activo desde la distancia es muy difícil… Hay que estar muy encima de los clientes y para eso tienes que llevarlo tú… intentamos ofrecer servicio de bar en nuestro alojamiento, pero finalmente optamos por dejarlo” (Mujer, no residente, propietaria en Fuenteheridos, 37 años). 

“Cuesta llevar una casa desde la distancia, imagínate un restaurante u otro negocio… al fin y al cabo la casa estando limpia y bien, ya está, pero un bar necesita mucha más atención” (Hombre, no residente, propietario en Fuenteheridos, 44 años). 

Además, en el discurso de estos actores externos se deja ver una mentalidad orientada a generar beneficios y rentabilizar la inversión realizada. Buscan alquilar la vivienda el máximo de días posible, negocian a la baja los precios para cubrir los servicios de mantenimiento y limpieza, y muestran intención de expandir sus negocios a través de la apertura de más casas rurales. Muchos de ellos poseen múltiples propiedades o dividen una sola propiedad en varias viviendas para maximizar sus ganancias:

“Cuesta mucho pagar la limpieza y el mantenimiento, sobre todo la limpieza y la lavandería… antes pagaba a una mujer del pueblo, y ahora me lo lleva una chica que es más económica y que trabaja con varias personas” (Mujer, no residente, propietaria en Los Marines, 52 años).

“Hace poco hemos abierto un nuevo alojamiento, no paramos de intentar ampliar los servicios para recuperar la inversión y verle la rentabilidad al negocio” (Mujer, no residente, propietaria en Fuenteheridos, 37 años).

Esta mentalidad contrasta con la de la mayoría de los emprendedores residentes, que pese a procurar también un beneficio económico, limitan su actividad al priorizar la tranquilidad y el tiempo libre sobre los ingresos: 

“Puedo alquilar la casa todo el año porque tengo piscina, pero prefiero estar tranquilo y no tener que estar pendiente. Más que nada porque vivo solo y gasto poco. No necesito tanto dinero” (Hombre, autóctono, propietario en Fuenteheridos, 63 años). 

Por otro lado, estos actores externos muestran una visión empresarial muy acusada y un conocimiento especializado que les permite desarrollar y definir el producto turístico de manera distintiva para atraer a más visitantes. Aunque no residen en la zona, destacan los atractivos naturales del entorno y promocionan las costumbres y productos típicos locales. Este papel clave en la definición del producto turístico se refleja en los anuncios que promocionan sus viviendas, notablemente más desarrollados que el de la mayoría de los residentes locales e instituciones municipales. 

3.3. Residentes y actores externos en torno al turismo

Los actores externos se relacionan con los residentes locales principalmente a través de la actividad turística. Según señalan ambos, residentes y actores externos, dichas interacciones se llevan a cabo fundamentalmente mediante llamadas telefónicas o videollamadas, manteniendo una relación impersonal y a distancia que rara vez va más allá de lo económico o profesional. En este contexto, identificamos dos categorías de residentes que interactúan con estos actores externos a través del turismo: los trabajadores asalariados, que principalmente les prestan servicio de limpieza, mantenimiento y recepción de turistas, y los gestores locales de negocios turísticos, con los que comparten la actividad de gestión de alquileres.

El 40% de los trabajadores asalariados de los actores externos son residentes locales que ejercen de forma autónoma, mientras que el 60% restante son empleados no residentes ni en Los Marines ni en Fuenteheridos, pero que trabajan para empresas de servicios que operan en estas localidades. Ambos perfiles de asalariados indican que no emprenden sus propios negocios debido a los elevados costos asociados, optando en su lugar por trabajar por horas en los establecimientos de otros propietarios. De esta forma, el empleo asalariado es para muchos la única forma de participar en el sector turístico, lo que los lleva a valorar positivamente las oportunidades laborales proporcionadas por los actores externos.

“Yo tenía una casa heredada, pero no estaba bien y no tenía dinero para arreglarla… entonces la vendí. Me gustaría trabajar para mí, pero para eso hace falta mucho dinero” (Mujer, autóctona, Fuenteheridos, 37 años).

“Que haya gente que abre negocios está bien porque yo, por ejemplo, vivo de lo que trabajo para esa gente…” (Mujer, autóctona, Los Marines, 53 años). 

No obstante, los actores asalariados de estos actores externos, principalmente los que pertenecen a empresas de servicios, critican los crecientes ritmos de trabajo a los que se ven sometidos y las bajas remuneraciones que reciben. En general, los empleados en los casos estudiados cobran por horas y tienen que responder a intensos ritmos de trabajo, lo que les genera bajos ingresos y jornadas laborales estresantes. Además, señalan una creciente competencia entre trabajadores que, en su afán por obtener más empleo, tienden a abaratar el precio de la mano de obra. Esto, junto con la percepción de que se vive peor y se gana menos que hace unos años, refleja una pérdida de poder económico por parte de los trabajadores del sector turístico. 

“Te dan una hora o dos, depende de la casa, para limpiar y cambiar las sábanas… Pero eso es independientemente de cómo la hayan dejado de sucia […]. Y si después no te da tiempo de limpiar, pues se quejan, entonces te quedas más tiempo para acabar, y eso no lo cobras…” (Mujer, autóctona, Fuenteheridos, 28 años). 

“Cada vez hay más competencia, con más gente de fuera que trabaja más barato, entonces se acaba ganando menos y trabajando más” (Hombre, autóctono, Fuenteheridos, 56 años). 

Esta queja también se extiende entre algunos camareros que trabajan para propietarios locales en el sector de la hostelería, aunque en menor medida. En la hostelería, administrada por residentes locales, la cercanía geográfica y los lazos sociales y familiares entre trabajadores y propietarios propician una relación más estrecha que contribuye en muchos casos al desarrollo de condiciones salariales y horarias más flexibles y favorables, a pesar de que el carácter informal de muchos de estos empleos sea común.

“Vengo los fines de semana para trabajar en el bar, y conozco al dueño desde chica, y estoy contenta con lo que me pagan, es verdad que se trabaja muchas horas seguidas, pero solo trabajo dos días y me saco dinero para toda la semana” (Mujer, autóctona, Los Marines, 23 años). 

Por tanto, en ambos pueblos se evidencia una marcada diferencia en las condiciones laborales de los trabajos vinculados a los negocios de locales en comparación con las condiciones de trabajadores vinculados a los negocios gestionados por actores externos, quienes suelen proporcionar condiciones menos favorables y un trato más distante y rígido hacia los empleados. 

Pero los propietarios externos no impactan únicamente sobre trabajadores locales asalariados, también repercuten sobre otros actores locales implicados en el turismo. Comparten actividad turística con los residentes que gestionan emprendimientos turísticos de alojamiento, afectando directamente sobre la actividad de estos, e impactando de manera indirecta sobre los propietarios locales de otros negocios, como restaurantes, servicios de alimentación y actividades recreativas o de turismo activo. Los emprendedores turísticos residentes reconocen el incremento de la demanda turística como resultado de la presencia de estos actores externos. Admiten que estos propietarios externos introducen nuevos enfoques de negocio y fortalecen la promoción, generando así un impulso significativo en la afluencia de turistas. Este fenómeno, a su vez, contribuye al aumento de visitantes internacionales.

“Promocionan mucho en internet y en páginas redes sociales para llenar sus casas […] hacen promoción también fuera de España, y eso trae cada vez más gente” (Hombre, autóctono, propietario de bar en Fuenteheridos, 52 años).  

En cambio, no todos los residentes locales experimentan los mismos impactos de la introducción de actores externos en el negocio turístico. Existen diferencias entre el grupo conformado por los propietarios de bares y promotores de otras actividades turísticas y entre el grupo compuesto por propietarios locales de viviendas de alquiler.

Los propietarios de bares y los promotores de actividades muestran una actitud positiva hacia el crecimiento del turismo generado por los actores externos, destacando que reciben un mayor número de turistas, lo que resulta en una mayor ocupación de sus establecimientos y actividades y, por tanto, en un aumento de sus beneficios económicos:

“Que venga tanta gente es bueno porque gracias a eso comemos muchos bares, que en este pueblo hay muchos” (Hombre, autóctono, Fuenteheridos, 59 años).

“Yo creo que la llegada de turistas es siempre buena para un pueblo como este… si la gente viene a disfrutar del espacio con respeto, me parece bien… yo también aprovecho eso porque vendo sobre todo los fines de semana, cuando todo esto se llena de gente” (Mujer, nueva residente, Fuenteheridos, 42 años). 

Sin embargo, los propietarios locales de viviendas de alquiler señalan que estos nuevos actores externos suben los estándares de calidad con casas recién reformadas y ofrecen precios competitivos, lo que aumenta la competencia, exige más inversión y compromete la rentabilidad de las propiedades:

“Mi vivienda está muy bien, es una casa antigua que reformé hace 15 años. Pero no es una vivienda nueva hecha con materiales modernos y esas cosas […], si cobro lo mismo que las casas nuevas, la alquilo menos” (Hombre, Autóctono, Fuenteheridos, 72 años).

“En los últimos años se ha puesto de moda el tema de la piscina… que hace unos años había que tener ganas de bañarse incluso en verano [por las temperaturas bajas habituales de la sierra de Aracena] pero ahora quien no tenga piscina en verano no alquila nada… y eso es cosa de la gente de fuera” (Mujer, autóctona, Fuenteheridos, 54 años).

El asunto de las piscinas ha surgido en diversas ocasiones durante el trabajo de campo, especialmente en Fuenteheridos, destacándose que la demanda de este servicio por parte de los turistas está suponiendo un aumento notable en los costes de la inversión turística. 

Por otro lado, el incremento en la oferta turística vinculado a la llegada de actores externos también impacta de manera indirecta sobre la población que no tiene relación estrecha con el turismo. Estos habitantes, aunque reconocen las ventajas del turismo, señalan recibir más perjuicios que beneficios. Especialmente en Fuenteheridos, donde la elevada presencia de actores externos ha aumentado significativamente la actividad turística.

Los habitantes de este pueblo expresan preocupación con respecto al incremento de los precios de la vivienda y la escasez de opciones de alquiler a largo plazo, atribuidos principalmente al uso predominante de las propiedades para el alquiler turístico. Adicionalmente, han manifestado descontento con respecto a la masificación turística que tiene lugar durante los fines de semana y festivos, lo que perturba la tranquilidad del entorno y dificulta su acceso a servicios básicos como restaurantes y estacionamientos: 

“yo en mi pueblo no puedo vivir, me he tenido que mudar a un piso en Aracena porque aquí no encuentro nada. Las casas que hay prefieren ponerlas para alquiler turístico o venderlas” (Mujer, autóctona, Fuenteheridos, 28 años).

“En Los Marines es verdad que la vivienda está más barata, ha subido mucho, pero sigue siendo más asequible que en otros sitios como Fuenteheridos o Aracena…” (Hombre, nuevo residente, Los Marines, 29 años).

Unido a esto, se critica el impacto ambiental negativo que conlleva el turismo masivo. Se destaca la preocupación por el excesivo consumo de agua para el llenado de piscinas, el vertido de basura al bosque mientras se practica senderismo y la invasión por parte de los turistas de los cultivos de castaños. 

“Que haya tanta gente por la sierra hace que, bueno, no todos, pero mucha gente se meta en las fincas y coja de todo… castañas, setas… y eso es robar porque tiene dueño y cuesta mucho trabajo producirlo” (Mujer, nueva residente, Fuenteheridos, 35 años).

Por tanto, vemos que el turismo beneficia de manera diferencial a los residentes locales, lo que provoca una serie de visiones contrapuestas en torno al modelo turístico. Esto tensiona la comunidad y crea divisiones. Según nuestras observaciones de campo, el conflicto se manifiesta principalmente entre los partidarios del modelo actual, que comprende a los propietarios de bares y a los gestores de actividades, y los críticos con el mismo, que agrupa a los residentes no vinculados al turismo, a los asalariados y a los propietarios locales de viviendas.  

“Si le preguntas al dueño del bar X, te va a decir que está encantado con el turismo […] pero luego somos muchos los que no ganamos absolutamente nada ¿qué me da a mí el turismo? (Hombre, nuevo residente, Fuenteheridos, 38 años).

 

4. Discusión: impacto de los actores externos sobre el TBL y la crisis rural

Los resultados de este estudio destacan el creciente protagonismo de los actores externos en el sector turístico de Fuenteheridos y Los Marines, produciendo diversos efectos sobre la configuración de esta actividad. Por un lado, contribuyen al aumento de la oferta de alojamientos, generando nuevas oportunidades de empleo en servicios asociados de limpieza y mantenimiento, y atrayendo a más turistas, lo que refuerza la oferta turística existente (bares, restaurantes y otras actividades). Sin embargo, por otro lado, se observa cómo el creciente protagonismo de los actores externos en el alquiler turístico puede resultar en el menoscabo de control local sobre esta actividad clave, afectando a la configuración del TBL y reduciendo su potencial de mejora de las problemáticas de los socioecosistemas rurales en crisis.

Los inversores externos, con un capital económico superior al de los residentes locales, están adquiriendo múltiples propiedades para el alquiler turístico a precios elevados, lo que se traduce en un incremento de los costos de inversión en esta actividad. Como resultado, una considerable porción de la población local se ve privada de la oportunidad de comprar estas propiedades y ve reducida su participación en este sector turístico a trabajos asalariados de limpieza y mantenimiento de alojamientos. Los actores externos están asumiendo el control de una parte significativa del mercado de alquiler vacacional, principal fuente de ingresos turísticos en ambas localidades, externalizando la mayoría de los beneficios y el propio control de la actividad. En consecuencia, erosionan la gestión local y el aprovechamiento de los beneficios del turismo por parte de empresas familiares o grupos domésticos, dando lugar a un tipo de actividad turística controlada externamente y alejada delTBL (Zielinski y otros 2020, Ruiz-Ballesteros 2023, Cáceres-Feria y otros 2021, Phelan y otros 2020, Ruiz-Ballesteros 2023, Dolezal y Novelli 2022, Tolkach y King 2015).

Unido a esto, se percibe queen ambas localidades los actores externos enfocan el turismo exclusivamente desde la perspectiva del incremento de capital. Al gestionar esta actividad desde el exterior, no desarrollan vínculos socioidentitarios con el entorno y aplican estrategias económicas centradas exclusivamente en maximizar sus ganancias, sin considerar ni conocer realmente las circunstancias socioecológicas del contexto en el que desarrollan sus negocios. Esto conlleva a la precarización del empleo para reducir costos laborales. Paralelamente, aumenta exponencialmente los establecimientos turísticos para incrementar sus beneficios, sobrecargando el sector y generando una mayor competencia entre viviendas turísticas, lo que disminuye los ingresos de los residentes involucrados en la gestión de esta actividad. En este sentido, vemos que el modelo de turismo impulsado por los actores externos persigue una lógica de acumulación de capital, y no de subsistencia o reproducción doméstica, generando efectos adversos sobre las economías familiares locales. 

En consecuencia, el modelo turístico promovido por los actores externos adopta una perspectiva similar a la del turismo convencional, dificultando los efectos positivos que el turismo de base local podría tener en la zona (Reggers y otros 2016, Dolezal y Novelli 2022, Nguyen 2022, Qu y Zollet 2023). Este enfoque convencional del turismo se caracteriza por la externalización de decisiones y beneficios, la maximización de ganancias, la inversión privada externa y la creación de destinos tendentes al turismo de masas (Zielinski y otros 2020, Cañada 2018, Bianchi y Milano 2024, Hernández-Ramírez 2018). Como resultado, produce impactos negativos sobre la economía de muchos núcleos familiares locales, y paralelamente, genera efectos adversos sobre otras problemáticas de estas poblaciones rurales. 

El modelo turístico vinculado a los actores externos produce una serie de impactos sobre el territorio que no solo afectan a la economía de los hogares al reducir las potenciales ganancias locales, sino que desencadenan una serie de procesos que pueden agravar las problemáticas demográficas, socioambientales y socioidentitarias de la crisis rural (Gómez y Holl 2023, Pinilla y Sáez 2017, Gascón 2013, MacDonald y otros 2000, De Ory 2003). Estas problemáticas son especialmente notables en Fuenteheridos, donde la presencia de actores externos es más numerosa y sus cifras turísticas son más elevadas. 

En términos demográficos, la presión ejercida por los actores externos en áreas rurales puede incrementar la despoblación. En Fuenteheridos los precios de la vivienda se elevan considerablemente. En este pueblo los precios de la vivienda son más altos que en Los Marines, donde el protagonismo de estos actores externos es menor. Esto genera dificultades para los residentes locales, especialmente aquellos con menos recursos, quienes encuentran difícil permanecer en el pueblo y se ven obligados a emigrar. Este fenómeno está en aumento y no solo desplaza a la población residente actual, sino que también puede disuadir a nuevos residentes que desean establecerse en el pueblo de manera permanente.

Adicionalmente, identificamos en los casos de estudio, especialmente en Fuenteheridos, disputas entre la población local que se beneficia del turismo y aquella a la que le afecta de manera negativa. El control de la propiedad turística por parte de los actores externos afecta especialmente a los propietarios de viviendas, el personal asalariado y la población no vinculada directamente al turismo, que experimentan una subida de precios y una reducción de sus ingresos. Estos entran en conflicto con los propietarios de restaurantes y otras actividades, quienes no reciben competencia directa de estos actores externos y se benefician indirectamente del aumento del flujo turístico generado por ellos. En consecuencia, se crea un clima de hostilidad en torno al turismo que rema en contra de la cohesión comunitaria, dificultando la falta de acuerdos y mermando las posibilidades de colaboración entre vecinos. 

En el ámbito socioambiental, la elevada presión turística impulsada en parte por las crecientes iniciativas lideradas por actores externos conlleva la aparición de problemas emergentes que comprometen el medioambiente y sus recursos asociados, sea el caso del agua o la sobrepresión sobre los senderos o las fincas de cultivo tradicionales. En Fuenteheridos, la incorporación de piscinas en propiedades turísticas gestionadas externamente ha aumentado el consumo de agua, limitando su disponibilidad para actividades locales. Además, la sobrecarga turística está aumentando la suciedad en los bosques y comprometiendo el rendimiento de los cultivos de castaños.

 

5. Conclusiones

Este estudio señala el protagonismo creciente de los actores externos en el turismo, que influyen notablemente sobre la configuración de esta actividad. Por un lado, aumentan el flujo de turistas y generan nuevas oportunidades de empleo, lo que ofrece mayores posibilidades económicas en la zona. Por otro lado, a través de los casos analizados, se evidencia cómo el protagonismo creciente de los actores externos en el sector turístico genera una tendencia progresiva hacia un modelo de turismo convencional controlado externamente, centrado en la maximización de beneficios, y en gran parte, al margen de las necesidades del territorio y de su población. Esto compromete continuidad del modelo de turismo de base local en las zonas rurales, reduciendo sus beneficios socioeconómicos y socioambientales sobre las poblaciones rurales en crisis. 

Los resultados de esta investigación subrayan cómo el modelo turístico convencional y de control externo impulsado por estos actores externos puede sobrecargar turísticamente los entornos rurales, agravando varias problemáticas ya de por sí presentes en los socioecosistemas rurales en crisis: despoblación, deterioro ambiental y socioeconómico y conflictos comunitarios. Por tanto, basándonos en los resultados de este estudio, se recomienda a las instituciones locales implementar estrategias para fomentar la integración de estos actores externos en la comunidad, buscando que participen con una orientación más local en el turismo. Hemos visto cómo la gestión externa ejercida por estos actores, al margen de las problemáticas locales, produce limitados beneficios para las poblaciones rurales y sus socioecosistemas. 

Paralelamente, este estudio subraya cómo el entorno rural, a pesar de mantener configuraciones socioeconómicas y lógicas distintivas, se encuentra inmerso en un contexto global que traspasa sus dimensiones locales o regionales. Este fenómeno se evidencia concretamente a través del impacto que generan los actores externos o urbanos en la configuración del modelo turístico rural. Pero más allá del turismo, señala cómo las prácticas económicas impulsadas por los actores externos pueden impactar en otras esferas y actividades del ámbito rural, produciendo múltiples efectos a nivel socioeconómico, socioambiental y socioidentitario. En consecuencia, para analizar el mundo rural y sus problemáticas, no solo cobran relevancia los actores rurales que habitualmente captan la atención en los análisis, como los autóctonos y los nuevos residentes del territorio rural, también hay que prestar atención a la influencia que generan los actores externos privados que no habitan en estos contextos. Analizar los efectos y lógicas de estos actores externos en entornos rurales abre nuevas áreas de estudio que necesitan ser abordadas con detenimiento.

En este sentido, se hace necesario desarrollar una línea de investigación que permita profundizar en el papel de los agentes externos en el TBL y desentrañar su diversidad interna. Esto implica examinar cómo los múltiples perfiles de actores externos contribuyen al TBL de manera diferencial según sus motivaciones particulares, procedencia, recursos y prácticas. Además, sería relevante investigar cómo estas diferencias pueden influir a nivel socioeconómico y socioambiental sobre los distintos socioecosistemas rurales. Por último, cabe señalar que los resultados presentados reflejan la realidad de dos contextos de estudio, pero se sugiere comparar más casos para confirmar si esta tendencia hacia el control turístico externo se extiende hacia otros contextos rurales, como parece intuirse a través de los resultados de esta investigación.


 

Notas

Este trabajo fue apoyado por el proyecto Turismo de base local y crisis rural del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (España), con la subvención PDI2021-123158OB-100. Contrato predoctoral FPU del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España (FPU20/02607).


 

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